lunes, 30 de noviembre de 2009

Tendiendo Puentes

Tendiendo Puentes


Tendiendo Puentes es una Asociación Civil sin fines de lucro que comenzó sus actividades en el año 2002 en la ciudad de La Plata y que nació a raíz de una conexión con la organización italiana Amigos de Argentina, con la cual se realizaron diversas actividades de ayuda humanitaria., solidaridad, cooperación y comercio justo. Esta organización comenzó a comercializar -desde el año 2003- artesanías tobas y wichis exportándolas a Italia, a Amigos de Argentina, donde eran vendidas a los socios de esa organización. “En este momento, Amigos de Argentina, tiene una tienda en Montichiari BS, la Tienda Algarrobo, de Mercato Justo, siendo la primera tienda ítalo-argentina que se abrió en Italia”, sostiene Zulema Alba, responsable de la Asociación Tendiendo Puentes. Desde ese momento, la organización comenzó a enviar a Italia mercadería artesanal de pueblos originarios, de microempresarios de Bariloche, del Mercado Solidario de Rosario, artesanos de La Plata y San Juan. Zulema Alba afirma que “es nuestro objetivo, comenzar a relacionarnos con todas las importadoras y Tiendas del mundo, para permitir dar otra oportunidad de trabajo a los más desprotegidos en la cadena de comercialización”.
La Asociación Tendiendo Puentes busca favorecer el desarrollo generalizado de las poblaciones en estado de vulnerabilidad, sirviendo como medio idóneo para la difusión de las distintas problemáticas de calidad de vida que presentan las mismas, sean estas urbanas, rurales o aborígenes. Para el logro de tales fines, pretende generalizar la concientización sobre la economía solidaria y promover el comercio justo y equitativo. “Nuestro objetivo no es sólo comercializar, sino promover, organizar, divulgar y concretar en los hechos, que nazcan y se desarrollen pequeños grupos de formas organizadas de economía solidaria, que produzcan y también exporten en la medida de lo posible”, afirma Alba.


El sector Aerocomercial se acerca más a los biocombustibles

El sector Aerocomercial se acerca más a los biocombustibles

Desde hace ya poco más de un año, distintas líneas aéreas comerciales del mundo han comenzado a realizar vuelos comerciales de prueba propulsados por Biocombustibles (como Virgin Atlantic y Air New Zealand en 2008, y recientemente Continental Airlines y Japan Airlines en lo que va de este 2009).

Aceite de Algas, de frutos autóctonos, o de palmas de coco sirvieron como fuente de energía a aviones con capacidad de transportar más de 200 pasajeros en trayectos regionales.
Las energías renovables están formando parte del presente, y ya nadie duda que son el futuro. Pero las organizaciones ambientales no pueden dejar de llamar la atención sobre lo que implica el uso de biocombustibles: Doug Parr, jefe científico de Greenpeace en Inglaterra, aseguró tras el vuelo de Virgin que se trataba de “una pavada ecológica” y que la solución pasa por “realizar menos viajes aéreos”. Parr, también alertó por entonces sobre las consecuencias de la generación de biocombustibles en detrimento de los precios de los alimentos, que se dispararían debido a una mayor utilización de tierras para la plantación de especies que contribuyan a la generación de energía renovable.
Lo que parece hacer falta en este contexto es un punto de equilibrio, que favorezca el desarrollo de fuentes de energía alternativas y no perjudique otras ramas tan importantes como la industria alimenticia.
El boom del comercio justo: productos más caros, pero más solidarios
Los productos del comercio justo son más caros, pero en Alemania se venden más que nunca y se vive un verdadero auge del fair trade. En ellos se combina la ecología con precios justos, y se apoya a los más pobres.

A pesar de la crisis financiera global, el volumen de venta de productos del comercio justo aumentó un 38 por ciento en comparación con 2007, alcanzando en 2009 los 266 millones de euros, según informa el Foro de Comercio Justo en el mes de agosto.

Un estudio sobre el comportamiento del consumidor realizado por el mencionado foro confirma que los consumidores parecen haber descubierto el gusto por productos como el jugo de frutas biológico, cuya venta se incrementó en un 80 por ciento. Lo siguen el azúcar, con un 59 por ciento, y la miel con un 35 por ciento. El café, favorito en las ventas de este tipo de mercadería, no se queda atrás, con un 13 por ciento más en lo que va del año.
Con el sello de Fair Trade se ofrecen todo tipo de productos, desde chocolate, café, tabaco, hasta arroz. Recorren el último tramo de su camino hasta el consumidor a través de supermercados y negocios naturistas, pero los principales compradores siguen siendo las tiendas “Un solo mundo” (Eine-Welt-Laden), que adquieren un 46 por ciento del total de las importaciones. Las empresas importadoras alemanas más conocidas son Gepa o El Puente.
El hecho de que la mayoría de los productos obtenidos a través del comercio justo cuesten más dinero significa que a quienes los han fabricado o cosechado se les ha pagado un precio más alto que el normal.
Al contrario de lo que podría pensarse, en medio de la crisis económica, los consumidores alemanes siguen siendo fieles a las manufacturas que se identifican por medio del sello azul y verde de comercio justo. Y hasta compran más de estos productos que el año pasado.
“Lo positivo de estos resultados es que se pudo cimentar el mensaje del comercio justo en todos los estratos de la población, y que hay un gran porcentaje de la misma que tiene afinidad con este tipo de productos, pero que aún no los compran. Eso representa un gran potencial de crecimiento”, opina Christian Bill, presidente de la Unión de Comercio Justo.
Según una encuesta de esa asociación, un 44 por ciento de los alemanes ya compró productos del Fair Trade, y muchos de ellos están convencidos del beneficio que comporta adquirirlos. Entre las razones, los encuestados respondieron que “así se apoya a la gente de los países en desarrollo”, “no se compran productos del trabajo infantil”, y “se apoya a los pequeños campesinos”.
La crisis se siente más en el sur
Mientras que la crisis en los países industrializados no afecta las compras solidarias, en el sur del mundo los productores sienten claramente los efectos de la debacle. “Antes de la crisis, una de cada dos personas que sufría hambre era un granjero de un país en vías de desarrollo. Nuestros socios comerciales sienten más la crisis porque los precios de los combustibles y los fertilizantes también subieron muchísimo. Difícilmente consiguen créditos para prefinanciar la cosecha, y las subvenciones al campo han disminuido continuamente”, explica Bill.
Por eso es tan importante para los campesinos de dichos países que los precios de sus manufacturas no bajen. Por el momento se mantienen estables, también por el aumento de la demanda en los países industrializados. Pero es en ellos donde aún hay otras posibilidades de crecimiento. Según el presidente de la Unión de Comercio Justo, aún queda mucho por hacer en el área pública. Una propuesta sería ofrecer café “justo” en transportes como el ferrocarril, piensa Christian Bill. Para lograr el objetivo de impulsar el comercio justo se necesita una intensa tarea informativa en los países industrializados. Esto es lo que Bill espera que ponga en práctica el próximo gobierno germano.
Por: Nadine Wojcik/ Cristina Papaleo
Fuente: DW